Bajo las líneas que aquí yacen
hay una criatura acostumbrada a combatir
contra el dolor, contra la muerte.
Tal vez por ello amó melodramas,
historias lamentables de sus contemporáneos,
con desesperación, como se dice.
Como un borracho lento caminó por las calles,
tambaleó sosteniendo el peso de la vida,
de su rostro sólo supo cómo ya no iba a ser.
Ese rostro besaba entre el oleaje de la noche.