»El humano seso se çiega e oprime
en las baxas artes que le da Minerva;
pues ve qué faría en las que reserva
aquél que los fuegos corruscos esgrime;
por eso ninguno non piense ni estime
prestigïando poder ser çiente
de lo conçebido en la divina mente,
por mucho que en ello trasçenda ni rime.