Juan David Gómez

Desnudarnos...

Ay! aquella noche en la que te mecías, evanescente
En mis brazos
Ay! aquella noche en que, como bella aparición
Inesperada
te acogía, aunque no estabas
¿estabas? No lo supe del todo
Pero de algo tenía férrea certeza:
Inundabas mi pecho cual catarata impetuosa
Que busca su cauce y no lo encuentra,
Ay! la herida que dejaba la fuerza de tu corriente
Sobre mi pecho,
Tan dulce y tan profunda,
Ay! mis anhelos irracionales de que rieras para siempre,
Y pudiera yo nadar feliz
en las cristalinas ondulaciones de tu risa.
Cuánta belleza dejaban a su paso
Las huestes de ángeles que acompañaban cada palabra pronunciada...
Un silencio repentino me sobrecogió
pero era, en el fondo
haber quedado desnudo de palabras,
y entonces, en acto osado, te desnudé también
y aquel acto me costó
dejarte impresa como beso indeleble
en mi pecho.




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