Juan Clemente Zenea

Por la tarde

Solitario y abatido,
abandonado y enfermo,
tengo una lágrima triste
para bañar tu recuerdo.
 
Al través de los cristales
morir la tarde contemplo,
y al cantar la golondrina
pensando en ti me consuelo.
 
Miro al pie de los nogales,
encima del alto cerro,
el pastor que a breves pasos
va meditando y sonriendo.
 
Oigo el canto melodioso
de las damas del colegio,
y los acordes del piano
qne se esparcen por el viento;
 
Mientras un poco distante,
junto a la puerta del templo,
indiferente transita
el tranquilo pasajero.
 
Fijo a mi redor la vista,
todo lo estudio y observo,
pero nada en este instante
me presta entretenimiento.
 
Sólo tu imagen hermosa
se aparece con misterio,
y en mi corazón revive
un amor que está en silencio;
 
Un amor al que sostienen,
después de muy largo tiempo,
entre las penas más tristes
los más deliciosos sueños.
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