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José Varela Zequeira

Esperar es vivir

Si todo generoso sentimiento
        Deja una huella impura,
Y el pan de caridad es un fermento
        De amarga levadura;
 
Si no hay un seno fiel, no profanado,
        Do reposar en calma,
Y no existe un hogar alimentado
        Con la lumbre del alma;
 
Si toda hierba vil germina y cunde
        En la humana existencia,
Y no hay un torpe error que no circunde
        De sombras la conciencia;
 
Si cada edad en los robustos hombros,
        Cual único legado,
Los crímenes conduce y los escombros
        Funestos del pasado;
 
Y el hombre encadenado a su impotencia,
        En eterno martirio,
Solo anima con fuego de la ciencia
        Engendros del delirio;
 
Entonces para que la férrea lanza
        Y la enseña irrisoria?
¿Para que combatir sin la esperanza
        De alcanzar la victoria?
 
Como a la inerte roca fría hiedra,
        Nos cubra el egoísmo
De piedra el corazón; como la piedra
        Rodemos al abismo.
 
Pero si no es estéril este riego
        De sangre y de dolores,
Y hay en el alma de inextinto fuego
        Perennes resplandores;
 
Si hay un seno que guarde las primicias
        De una lágrima pura,
Y del eterno amor son las caricias
        Veneros de ternura;
 
Si hay almas tan hermosas y apacibles,
        Tan castas y serenas,
Que parece que llevan invisibles
        Guirnaldas de azucenas;
 
Si con la fresca miel de los amores
        El corazón vacío
Se llena como el cáliz de las flores
        Con gotas de rocío,
 
Y el hombre en toda edad ha consagrado
        Un culto a la inocencia,
Y tiene la verdad su apostolado,
        Sus mártires la ciencia,
 
Nuestra ofrenda de lágrimas llevemos
        Al ara de la vida;
Templados al dolor, mereceremos
        La herencia bendecida.
 
Ella será la luz de nuestros lares,
        La tienda en el desierto;
La estrella en la borrasca de los mares,
        Y el ancora en el puerto.

1880

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