Si todo generoso sentimiento
Deja una huella impura,
Y el pan de caridad es un fermento
De amarga levadura;
Si no hay un seno fiel, no profanado,
Do reposar en calma,
Y no existe un hogar alimentado
Con la lumbre del alma;
Si toda hierba vil germina y cunde
En la humana existencia,
Y no hay un torpe error que no circunde
De sombras la conciencia;
Si cada edad en los robustos hombros,
Cual único legado,
Los crímenes conduce y los escombros
Funestos del pasado;
Y el hombre encadenado a su impotencia,
En eterno martirio,
Solo anima con fuego de la ciencia
Engendros del delirio;
Entonces para que la férrea lanza
Y la enseña irrisoria?
¿Para que combatir sin la esperanza
De alcanzar la victoria?
Como a la inerte roca fría hiedra,
Nos cubra el egoísmo
De piedra el corazón; como la piedra
Rodemos al abismo.
Pero si no es estéril este riego
De sangre y de dolores,
Y hay en el alma de inextinto fuego
Perennes resplandores;
Si hay un seno que guarde las primicias
De una lágrima pura,
Y del eterno amor son las caricias
Veneros de ternura;
Si hay almas tan hermosas y apacibles,
Tan castas y serenas,
Que parece que llevan invisibles
Guirnaldas de azucenas;
Si con la fresca miel de los amores
El corazón vacío
Se llena como el cáliz de las flores
Con gotas de rocío,
Y el hombre en toda edad ha consagrado
Un culto a la inocencia,
Y tiene la verdad su apostolado,
Sus mártires la ciencia,
Nuestra ofrenda de lágrimas llevemos
Al ara de la vida;
Templados al dolor, mereceremos
La herencia bendecida.
Ella será la luz de nuestros lares,
La tienda en el desierto;
La estrella en la borrasca de los mares,
Y el ancora en el puerto.