¡Oh! ¡cuántos que en ciudades populosas
Vida agitada y turbulenta pasan,
Envidian la quietud de mi retiro
Y mi choza pajiza y solitaria!
¡Ay, amigo! Quizás ignoran ellos,
¡Afortunado yo si lo ignorara!
¡Que las penas se albergan en las chozas
Como en ciudades y opulentas casas!
Quien no lleva consigo la ventura,
Oía viva en palacio, ora en cabaña,
En vano busca fuera de sí mismo
El bien supremo de la paz del alma.