En mi aposento, asaltado a veces por el hosco lebrel de la esperanza, palpando entre mis manos su vaho turbador, juzgo ahora

Su cuerpo está desnudo al borde de… lacustre, sólo se ven sus piernas asomando entre espumas repulsivas, se parece a una estatu… cubierta de criptógamas y a un ani…

Y tú me dices que tienes los pechos rendidos de… que te duelen los ojos de estar si… que has perdido hasta el tacto de… de palpar esta ausencia por el air…

Entra la noche como un trueno por los rompientes de la vida, recorre salas de hospitales, habitaciones de prostíbulos, templos, alcobas, celdas, chozas,

Súbita boca que hasta mí llegó en el lento transcurso de la noche… dócil de pronto y de improviso rezumante de furia, ¿quién

Por las ventanas, por los ojos de cerraduras y raíces, por orificios y rendijas y por debajo de las puertas, entra la noche.

Hay un fondo borroso de papeles quemados, como una repentina combustión de residuos que se han… esparciendo en las habitaciones. Casa sin nadie, ¿estuve alguna vez

De repente, la música. Fulgor inmemorial, emerge de lo absorto y se estaciona en estas anhelantes adyacencias

Solícito el silencio se desliza por la mesa nocturna, rebasa el irrisorio contenido del vaso. No beberé ya más hasta tan tarde: otra vez soy el tiempo que me queda. Detrás de la penumb...

Vuelvo a la habitación donde estoy… cada noche, almacén de los días caídos ya en su espejo irreparable… Allí, entre testimonios maniatados… yace inmóvil mi vida, sus tributos

En estas cavidades se amotina la vida, bullen formas naciendo. ¿No las sientes pujar, surgir de súbito entre volutas, ondas

Desde un lugar que aprendo a recorrer cada mañana, vuelvo sobre mis pasos y te espero allí donde estoy solo. Matinal

Detrás de la cortina un cuerpo esp… Nada es verdad si no su encarnizad… inminencia, esa insaciable culpa que a mí mismo me absuelvo aborreciéndome. Nada es verdad:

Defenderé el recuerdo que me queda de aquella calle inhóspita detrás de la estación de Copenhagu… Defenderé contra mí mismo ese recuerdo, cuando

Súbita boca que hasta mí llegó en el lento transcurso de la noche… dócil de pronto y de improviso rezumante de furia, ¿quién