Ayer... nos encontramos en la calle. Tú venías hacia mí, yo iba a tu encuentro. Mas cuando me iba a parar
¿Qué mano misteriosa, agita las aguas? ¿Qué poder misterioso hace moverse el viento? ¿Por qué me emociono
Recuerdo que la tarde de otoño era lluviosa; aparté la vista del libro que estaba leyendo con la intención de encender la luz del cuarto de estar, cuando el timbre en la entrada se dejó...
Sabes que estoy aquí, y que te espero. Sabes que cuando hablo soy sincero. Sabes que pienso en ti,
Soñé como el poeta, que vivía... Pero sentí como su mano fría, mi garganta oprimía. Giré la cabeza... Tú me sonreías
Mi mano fue a posarse sobre tu mano fría. Mas en aquel momento me miraste con tus cuencas vacías. Estabas triste, ya no reías,
Antes de conocerte... Ya te sabía. Te he soñado tantas veces que ya conozco tu vida. Tu pelo no tiene trenzas,
¡Me dueles cuando te sueño!, robándole suspiros al amor... Con los ojos cerrados y una sonrisa en los labios. Y miro hacia otro sueño,
Soy... como el gato en la mañana esperando en tu ventana que me dejes entrar. Soy, como el sol que te calienta soy, la luz que te ilumina
El bosque se desnuda..., ya se calma el viento. Las hojas se retuercen... Unas lloran, otras mueren riendo.
¿Por qué será soledad? Que no hay quien te quiera... ¿Qué mal le has hecho a la gente? Que nadie quiere tenerte,
Que extraña sensación siento en mi… Que extraño gusto hay en mi boca..… Que extraño el mundo me parece... ¿De qué ríe la gente? No les enti… ¿Qué extraño idioma hablan sus boc…
Negro luto guarda siempre. Y cuando llega a mi puerta, a mí me gusta el momento de salir a contemplarla. Escondiéndose en la hora
Alma errante... son de copla... Que, arrebatando el sentido, va a morir en el olvido, donde los grandes descansan.
Hoy leí en grandes carteles que... ¡Nos han prohibido el amor! Y me fui a llorar mi tristeza a un rincón donde nadie me viera. Volví y escribí ¡Te quiero!