Un resto de crepúsculo resbala, Gris de un azul que fue feliz. ¿C… Nuestra? La claridad final, melli… Del filo, hiere al bosque: fronda… Cae talando el sol. ¡Cruel la tal…

Luce sobre el mantel, más blanco a… El cristal —más desnudo. Yo al amarillo ruboroso acudo. Para mí se colora. Fruta final. Un rayo se recrea

Todo el árbol Irguiendo está su ansia de la raíz… Se remontan Hacia la confidencia del susurro l… Por el viento

¡Damas altas, calandrias! Junten su elevación algazara y montaña, todavía crecientes gracias a la mañana

Por un aire juvenil Ha vuelto la golondrina, Entre ventana y tejado —Buen ángulo—nidifica, Cruza con el pico abierto

Y los ojos prometen mientras la boca aguarda. Favorables, sonríen. ¡Cómo íntima, callada! Henos aquí. Tan próximos.

Blancos, rosas. Azules casi en ve… Retraídos, mentales. Puntos de luz latente dan señales De una sombra secreta. Pero el color, infiel a la penumbr…

Te has ido. Me has dejado solo fr… Mi afición a mezclarte con todo lo… A seguir tu perfume por esa escale… Que nos lleva hasta el piso de una… Nada más necesario, más dulce ni m…

Cada vez que me despierto mi boca vuelve a tu nombre como el marino a su puerto. ~ Este volver a empezar

Conchas crujientes, conchas, conchas del Paraíso... Las descubren, perdidas para los dioses, indios. Entre las arenas los llaman

Riguroso horizonte. Cielo y campo, ya idénticos, Son puros ya: su línea. Perfección. Se da fin A la ausencia del aire,

En torno el crimen absoluto. vulgo, el vulgo más feroz, era un delirio de vulgaridad que llega a ser demente,

Sí, más verdad, Objeto de mi gana. Jamás, jamás engaños escogidos. ¿Yo escojo? Yo recojo La verdad impaciente,

Es alegre la hierba entre las teja… ¡Qué importan las persianas De penumbra impaciente, Y la fatalidad a plomo ante estas… Y ese muro con ansia de ventanas,

Cierro los ojos y el negror me adv… Que no es negror, y alumbra unos d… Para darme a entender que sí son e… El fondo en algazara de la suerte, Incógnita nocturna ya tan fuerte