Sentado en una silla
Con los ojos y las manos en pantalla
Veo pasar el río de mi sangre
Hacia la muerte
Venas cartílagos y nervios
Resplandecen tiernamente cuando duermo
Y nada me vuelve más dichoso
Que el fulgor de las estrellas
Encerrado en mis arterias
Pero nada me vuelve más sombrío
Que la luz de un cigarrillo
Cuando pienso en el futuro
Y un remolino de ceniza
Bruscamente desbarata mi sonrisa
Y mi pasado