VACUIDAD OSTENTOSA
(Neodadaísta)
Salvaje, el humo, ha dejado de ser...
¡Violeta doble, tijera retorcida!.
Dada paralizadora y purgado purgatorio.
Y camioneta de palabras, periódicos, fieles,
pecados preventivos, ósculos y agujas lilas.
Aunque por fuera, segura la bolsa, vaya.
Y los dientes dientes, de desechos deshechos.
No tengan la edad del verdadero género.
Con laxantes para grillos gordos y lunares.
Con los mangos desvelados desventrados.
Con el tiempo masticado y seco, saco malo.
Por extraño que parezca, y una foca incube
focos, pisando aplausos, cultivando clavos...
Por ahí donde nacieron, las enfurecidas sillas.
¡Es inútil tratar de explicarles!. El software a mandriles.
Y la única característica está en huelga. Encubierta.
El primer absurdo es vinagre negro. Nulo, nugatorio.
Con la rueda ruda y rauda oruga. Obcecada oblicuidad.
Vaya, balla, bella, vaina. Nulo numen nubloso.
Para lavar la falda. El cosmos falta, y salta y al mar
encierra en píldoras, con el ropero, conocido literato,
nato, elástico, espiral, deferente, solvente, inútil.
Nuez, con su polémica carrera trigo, avena y paja.
Ejemplo son, esos extremos, del exterminio sano.
¡Ésos no, no, no hechos ladrillos!
¡Hechos perrillos, ésos sí, sí, sí!.
Niégalo nube y ahórcalo presto.
Porque infecto, infausto infesta.
Donde el plagio es plaga honesta.
¡Oh, marmota!. La historia sigue usada.
Con las viejas, vigas, vagas, salpicando al pulpo.
¡¡¡Desmontando acongojados cuadros blandos!!!.