Joel Fariñez

¿Por qué me lees?

¿Por qué me lees?
 
¿Por qué me lees?
Acaso crees que encontrarás en mí trazos de un camino sin tiempo,
o descubrirás los latidos fragantes del ave fénix
que quedaron en un níveo firmamento,
o quizás piensas que encontrarás alguna perla perdida de Goethe
que quedó en el olvido lejano y sereno.
 
¿Por qué me lees?
Será que piensas que hallarás el néctar luminoso y elegante
de Hölderlin cual suave cántico de invierno,
o quizás pienses que hallarás los durmientes tesoros
de un libro sin autor y sin fuego,
o puede ser que consigas las pisadas dormidas de un gélido lamento.
 
¿Por qué me lees?
Acaso piensas que hallarás los poemas que nunca nacieron
de Neruda, Rubén Darío o Amado Nervo,
o quizás beberás del caudal derretido de mis palpitantes sentimientos,
quizás halles una llave que te lleve a un áureo cielo poético.
 
¿Por qué me lees?
Quizás quieras encontrar una pizca de Shakespeare, de Cervantes, de Borges, de Lorca,
o de un autor anónimo que quedó sepultado en un olvido desierto,
puede ser que encuentres mi sangre y mi música en mis letras
que te ayuden a resucitar tu amor lleno de un vacío seco y yerto.
 
¿Por qué me lees?
Tal vez te gustaría encontrar la savia magistral
de Sor Juana, de Martí, de Gabriela Mistral o de Andrés Bello,
pero las más seguro es que encuentres a un soñador nocturnal,
que vuela como Juan Salvador Gaviota trás el lírico y crepuscular sueño,
o tal vez descubras a un creador primaveral que trata de atraparte,
en un cuadro vivencial y lleno de la magia de un ensueño poético.
 
¿Por qué me lees?
Soy un simple poeta que comparte su humilde y sencillo talento,
tal vez no sea uno de los grandes de todos los tiempos,
pero trato de sembrar semillas de fresco fuego fragante en tu corazón sediento,
sediento de poesía, de inspiración y de un aurífero vuelo.
 
¿Por qué me lees?
Admiro a los grandes que te he mencionado,
y faltarían aún más como Antonio Machado, Miguel Hernández y otros que no recuerdo,
pues de ellos he aprendido gracias a su inspiración, a su maestría y a su legado eterno,
léelos a ellos también y bebe de sus albores fragantes y cristalinos,
y cuando me leas atesora mi silente y dormido brillo
en tu corazón, en tu alma y en tu recuerdo.
 
Autor: Joel Fariñez
Venezuela Caracas
Derechos reservados de autor
19 de abril de 2023
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