De un golpe se desprenden como hojas
los gritos secos y ahogados
asfixia imborrable, río de ignominia.
No son frutos
De un golpe que apagó esperanzas
pensamientos que atrapaban abrazos
de gente alucinada y colorida
dibujada en contrastes de un horario
que nunca se cumplió.
Son vidas
De un golpe que me deja absorto
y aturdido, siempre, para no olvidar.
Y sí, no olvido.
Quinoro. 24 de marzo /2016