CUENCO DE LA BELLEZA
la mirada: onda que muy despacio
se concreta. Pereza
fluvial del tiempo sacio
en la impecable pelvis del espacio.
El pulso se contiene.
Fulge el filo del ojo en el cincel
de la distancia. Tiene
la lira su dosel
muy cerca; cerca, muy lento corcel...
Humilde la ventana
del día con su lámpara vulneras.
Benévola, Oriana
de embelesos, intacta aún, elevas
la estancia de luces mensajeras.
Aquí, moran aquí
los trinos y el esfuerzo del empeño,
unánimes en ti
se tienden al ensueño
de tus senos. Sinalefas del sueño.
Rehecho tu perfil
es otra realidad en otra arena
del verso y tan sutil
visión que se remansa y se serena,
se ofrece metafórica y amena.
Aún no, el ansia siente
la senda reservada, la premura.
El cáliz inminente
conforma la espesura
del gozo que recrea y se inaugura...
Cruel, sorprende al tacto,
el golpe de la nalga amable impera.
Despierta. Bate. Al acto,
se inflama efímera. Cae certera,
humana, la belleza si se altera.