Bien pueden decir que es tarde,
que pronto será de noche.
Que llamen a Pedro, y a Juan,
para encender las luces.
Que llamen también a mis hijos
y les muestren con ira mi modorra...
¡Mi bella modorra, y mis lindos hijos
que no he tenido tiempo de procrear todavía!
Pero pronto dirán que es tarde,
mas yo diré que pronto será de noche
y entonces procrearé un hijo, o dos.
Me siento sobre mi propio cuerpo;
inmóvil, a contemplar a mi sombra que hace gestos de pereza.
Llévenme sin tocarme bajo el árbol más inactivo
desde donde se divisa el molino que no gira,
el recodo de aguas estancadas,
el cementerio de los pájaros...
Que llamen a otros para que les cuenten cómo es esto.
Que llamen a mis hijos, a mis lindos hijos
a quien dejo, antes de morir, mi más cariñoso bostezo.