Alguien me dijo, que escribiera sobre esto,
que lo plasmara a un mínimo párrafo.
Que lo describiera a mi manera, a conciencia;
concluí que lo necesario para eso.
Es la siniestra capacidad de captar
todo y de revolverlo tan desordenadamente
que no pudiera ni siquiera encontrarlo.
Que el minuto infinito se encuentra donde menos
pueda recordar.
O donde menos pudiera importarme,
¡bah!
Quién sabe donde realmente se encuentra
aquel minuto, quién sabe donde pueda
esconderse como un chiquillo asustado.
Quizás aquel minuto infinito esté en la memoria
que queremos que muera por siempre.
Valentina Ortiz.