Pequeños rayos de luz,
El canto de los pájaros,
Una mirada somnolienta,
Y una sonrisa se asomaba,
Con una suave voz ronca, dijiste:
—Buenos días preciosa, ¿Café?
Y con ternura pronuncié:
—Sí mi amor
Y así,
El día se hizo día.
El amanecer, un café, y tú,
Los rayos de luz, el canto de los pájaros, y tu sonrisa,
El azul del cielo y de tus ojos,
¿Cómo volverán los días a ser días?
¿Sin esta mezcla perfecta?
No lo sé,
Pero por ahora,
Dejemos que el día siga siendo día.