Eva, transformada en serpiente, ofreció a Adán una manzana.
Fueron arrojados del Paraíso, pero ellos llevaron semillas consigo,
y Adán y Eva encontraron otra tierra y plantaron allí las semillas del paraíso.
Podemos hacer siempre el Paraíso alrededor de nosotros
dondequiera que nos encontremos.
Para eso sólo se requiere estar desnudos.