Arrabales poblados de miseria,
mancebos ansiosos de riqueza
conducidos por monedas mal habidas,
exterminaron tantas vidas…
Sin brújula, sin luz en el camino,
arrasados en su orbe del destino,
osaron a vencer su suerte
sólo encontraron muerte.
En campo santo gimen
madres sin consuelo,
sepulturas de retoños
que un día fueron sus sueños.
Claveles en sus tumbas,
lápidas lavadas,
ruegos, rezos y plegarias,
imploran la sangre derramada.
Hugo Blair M.