Esta mañana,
desperté mojado
de soñarte.
Me llueves cuando duermo.
Tormentoso cuerpo cargado de relámpagos,
truenas en mis sueños.
Mi almohadón es testigo silencioso.
Hoy, despierto,
volveré a mirarte
y a desearte en silencio.
Hoy esperaré la noche
y para no sentir vergüenza
voltearé la almohada.
Volveré a tenerte
voluptuosa entre mis brazos,
buscaré un hijo en tu cuerpo
y me amarás como todas las noches.
Hoy lloverá de nuevo en mi desierto
y habrá otra vez truenos en mis sueños
y tempestades de deseo.
Pero esta noche,
para no amanecer mojado,
dormiré con paraguas.