Recurro a ideas prófugas
fotografiadas en papel.
Las mías propias abrazadas:
miles de pájaros multicolores
temblando junto a mi corazón,
por el ansía esteparia del olvido.
Las abrazo, no las dejo ir.
Les doy un mensaje a veces,
palabras van y vienen,
pero estas no regresan. Ya no son mías.
No sé dónde nacen; la parvada autónoma
es automática: y hay dos corazones, el mío
y el núcleo de alas desesperadas.
Y en la amenaza de la muerte,
no levantaré mis brazos,
no huiré de la caza,
querré, egoísta-idólatra,
a estos pájaros
ajenos