pido frente a mi mano tu mano
pero a nadie pronuncio el pedido
y ninguna mano se tiende a la mía
porque estoy solo en la habitación de las palabras
donde duermo cómodamente esperando despertar
y que estemos, otra vez, alegres
o todo lo que está en reemplazo de esa palabra
como un beso luego de dos sonrisas que se acercan
por poner un ejemplo demasiado optimista
siendo esta la realidad de mis dos manos extendidas
sobre las letras siempre las letras
y la soledad siempre la misma