De Fuera del Juego, 1968
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Dirán un día: él no tuvo visiones que puedan aña… No poseyó el talento de un profeta… No encontró esfinges que interroga… ni hechiceras que leyeran en la ma…
Pueden fotografiarlas junto a un rosal en un jardín etrusco frente a la columnata del Partenón con sombreros enormes
De un rumor creciente y voluptuoso se llenan para mí los días. Dispongo de este mundo exasperado
Cuando alguien muere, alguien (ese enemigo) muere de frente al plomo que lo mata, ¿qué recuerdos, qué mundo amargo, nuestro, se aniq…
Ahí está nuevamente la miserable h… mirándote con los ojos del perro, lanzándote contra las nuevas fecha… y los nombres. ¡Levántate, miedoso,
Cuando los últimos disparos resonaban en el turbio canal, y a través de los vidrios deshecho… se empezaba a borrar el humo negro… miramos, anhelantes,
Si después que termina el bombarde… andando sobre la hierba que puede… entre las ruinas que en el sombrero de tu Obispo, eres capaz de imaginar que no está…
Entre la realidad y el imposible se bambolea el único poema. Retenl… con las manos, o con las uñas, o c… (si es que puedes) o la respiració… Dótalo, con paciencia, de tu amor
¿A quién doy realidad cuando bajo de noche la escalera y veo al impasible caballero —con su ojo gris de estaño— esperando, acechando?
Los poetas cubanos ya no sueñan (ni siquiera en la noche). Van a cerrar la puerta para escrib… cuando cruje, de pronto, la madera… el viento los empuja al garete;
A los héroes siempre se les está esperando, porque son clandestinos y trastornan el orden de las cosas… Aparecen un día
Nosotros que hemos mirado siempre… los objetos abigarrados del fin de… trabadas en oscuras levitas. Nosot… un grabado y una oración francesa. Nosotros que creíamos que al final…
Protégete de los vacilantes, porque un día sabrán lo que no qui… Protégete de los balbucientes, de Juan-el-gago, Pedro-el-mudo, porque descubrirán un día su voz f…
Autorretrato del otro ¿Son estremecimientos, náuseas, efusiones, o más bien esas ganas que a veces tiene el hombre de gri…
Cada noche me libras de la corona turbia que amenaza las horas de mi felici… y llegas en puntillas lentamente y me arrancas los ojos de humanist…