Hay una brisa...
la cual recorre cada rincón,
cada esquina...
pero aquella es distinta a cualquier otra,
es cálida,
reconfortable,
es bella,
sincera...
Aquella brisa permanece luego de peregrinar
cada extremo oculto en mí,
al igual que hizo con las extremidades descubiertas.
Se quedó,
se instaló,
me llenó,
y me envolvió...
Aquella brisa llamada amor me envolvió
y yo le envolveré de la misma manera...