Cuando oro bajo y de grosera mina
suele hallar tal vez minero experto,
si con otro metal sale cubierto,
al fuego lo consagra y lo destina;
Allí se purifica, allí se afina,
allí descubre su valor más cierto;
si del acaso está dudoso, incierto,
el fuego lo quilata y determina.
Yo, que a pesar de Febo y de Parnaso,
de Helicona hallé, no digo vena,
mas cierto humor peor que de locura,
para saber si debo dar más paso
en seguirla, o dejar tan loca pena,
consagro al fuego vuestro esta escriptura.