#Andaluces #Españoles #Sevillanos #SigloXIX #RimasYLeyendas
¿De dónde vengo?... El más horrib… de los senderos busca; las huellas de unos pies ensangren… sobre la roca dura; los despojos de un alma hecha jiro…
Su mano entre mis manos, sus ojos en mis ojos, la amorosa cabeza apoyada en mi hombro. ¡Dios sabe cuántas veces,
La gota de rocío que en el cáliz duerme de la blanquísima azucena, en el palacio de cristal en donde vive el genio feliz de la pureza. Él le da su misterio y poesía,
En Sevilla, y en mitad del camino que se dirige al convento de San Jerónimo desde la puerta de la Macarena, hay, entre otros ventorrillos célebres, uno que, por el lugar en que está col...
Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su ll… y la frase en mis labios expiró. Yo voy por un camino, ella por otr…
Antes que tú me moriré; escondido en las entrañas ya el hierro llevo con que abrió tu m… la ancha herida mortal. Antes que tú me moriré; y mi espír…
Despierta, tiemblo al mirarte; dormida, me atrevo a verte; por eso, alma de mi alma, yo velo mientras tú duermes. Despierta, ríes, y al reír, tus la…
Cuando sobre el pecho inclinas la melancólica frente, una azucena tronchada me pareces. Porque al darte la pureza
¡Cuántas veces al pie de las musgo… paredes que la guardan oí la esquila que al mediar la noc… a los maitines llama! ¡Cuántas veces trazó mi triste som…
No dormía: vagaba en ese limbo en que cambian de forma los objeto… misteriosos espacios que separan la vigilia del sueño. Las ideas que en ronda silenciosa
Saeta que voladora cruza, arrojada al azar, y que no se sabe dónde temblando se clavará; hoja que del árbol seca
De lo poco de vida que me resta diera con gusto los mejores años, por saber lo que a otros de mí has hablado. Y esta vida mortal, y de la eterna
Mi vida es un erial, flor que toco se deshoja; que en mi camino fatal alguien va sembrando el mal para que yo lo recoja.
Entre el discorde estruendo de la… acarició mi oído, como nota de música lejana, el eco de un suspiro. El eco de un suspiro que conozco,
En la clave del arco mal seguro, cuyas piedras el tiempo enrojeció, obra del cincel rudo, campeaba el gótico blasón. Penacho de su yelmo de granito,