#Andaluces #Españoles #Sevillanos #SigloXIX #RimasYLeyendas
Alguna vez la encuentro por el mun… y pasa junto a mí; y pasa sonriéndose, y yo digo: —¿Cómo puede reír? Luego asoma a mi labio otra sonris…
Yo sé un himno gigante y extraño que anuncia en la noche del alma u… y estas páginas son de ese himno cadencias que el aire dilata en la… Yo quisiera escribirle, del hombre
Lejos y entre los árboles de la intrincada selva, ¿no ves algo que brilla y llora? Es una estrella. Ya se la ve más próxima,
Margarita lloraba con el rostro oculto entre las manos; lloraba sin gemir, pero las lágrimas corrían silenciosas a lo largo de sus mejillas, deslizándose por entre sus dedos para caer e...
Despierta, tiemblo al mirarte; dormida, me atrevo a verte; por eso, alma de mi alma, yo velo mientras tú duermes. Despierta, ríes, y al reír, tus la…
Como enjambre de abejas irritadas, de un oscuro rincón de la memoria salen a perseguirme los recuerdos de las pasadas horas. Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerz…
Como en un libro abierto leo de tus pupilas en el fondo; ¿a qué fingir el labio risas que se desmienten con los oj… ¡Llora! No te avergüences
En la clave del arco mal seguro, cuyas piedras el tiempo enrojeció, obra del cincel rudo, campeaba el gótico blasón. Penacho de su yelmo de granito,
Los suspiros son aire y van al air… Las lágrimas son agua y van al mar… Dime, mujer: cuando el amor se olv… ¿sabes tú adónde va?
En la imponente nave del templo bizantino, vi la gótica tumba a la indecisa luz que temblaba en los pintados v… Las manos sobre el pecho,
Cruza callada, y son sus movimient… silenciosa armonía; suenan sus pasos, y al sonar, recu… del himno alado la cadencia rítmic… Los ojos entreabre, aquellos ojos
Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su ll… y la frase en mis labios expiró. Yo voy por un camino, ella por otr…
Porque son, niña, tus ojos verdes como el mar, te quejas; verdes los tienen las náyades, verdes los tuvo Minerva, y verdes son las pupilas
En Sevilla, en el mismo atrio de Santa Inés, y mientras esperaba que comenzase la Misa del Gallo, oí esta tradición a una demandadera del convento. Como era natural, después de oírla, a...
Cuando sobre el pecho inclinas la melancólica frente, una azucena tronchada me pareces. Porque al darte la pureza