Hoy mis pies dibujaron
círculos al salir de nuestra cama.
Mi café fue salvaje,
y su naturaleza muy tupida.
Desayuné y sentí un siglo ese olor
de la vela apagada.
Nadé bajo aquel cielo lluvia de alas,
sin nubes ni destellos.
Hundí en el petricor mis pies de hierba.
Descubrí, ya no estás a la salida
de mi trabajo, ya no;
ni ayudas con el polvo ni los platos.
Luego, en el tiempo para mí, Magritte
y el deleite de El Bosco.
Quemé varias sonrisas en el Rioja
y entendí, tú te has ido de mis besos.
Yo hoy hice mil cosas,
ninguna fue llorar por tí.