Que orgullosa debió estar la vieja de Neil Armstrong,
imagina ser el primero en saltar, reír y mirar el mundo desde la luna.
Ahora, piensa en ese viaje de 5 días eternos con solo oscuridad.
Una mente que se llena de recuerdos, tormentas y promesas post objetivo.
Esa huella en la luna ha sido poco más de 120 horas en duda,
días de preparación, décadas de estudio y un aislamiento enfermizo.
Es bonito ver los sacrificios así, con el resultado. Pero, ¿Qué hay del otro lado?
Ahí está la cara del secundario que está dispuesto a tragar polvo y ansias.
Pues si, más que Neil quiero dar un paso pero apuesto a pisar marte,
tomarme ese tiempo en oscuridad para soldar, idear y pensarte.
Sí, dispuesto a jugarme el futuro por un pedazo rojo de esa parte,
conocer más tus orígenes, sus ficciones y a lo lejos cantarte.
Que mi huella sean 1000 horas y la fortuna tienda a eterna,
que la soledad dure 100 noches por un momento comprenderte.
así sean 10 estrellas las que exploten de repente,
el secundario que exploraría tu inicio extraterrestre en esos lares.
Fersales