Gonzalo Rojas Pizarro

Vocales para Hilda

La que duerme ahí, la sagrada,
la que me besa y me adivina,
la translúcida, la vibrante,
la loca
de amor, la cítara
alta:
 
tú,
 
nadie
sino flexiblemente
tú,
la alta,
en el aire alto
del aceite
original
de la Especie:
 
tú,
 
la que hila
en la velocidad
ciega
del sol:
 
tú,
 
la elegancia
de tu presencia
natural
tan próxima,
mi vertiente
de diamante, mi
arpa,
tan portentosamente mía:
 
tú,
 
paraíso
o
nadie,
cuerda
para oír
el viento
sobre el abismo
sideral:
 
tú,
 
página
de piel más allá
del aire:
 
tú,
 
manos
que amé,
pies
desnudos
del ritmo
de marfil
donde puse
mis besos:
 
tú,
 
volcán
y pétalos,
llama;
lengua
de amor
viva:
 
tú,
 
figura
espléndida, orquídea
cuyo carácter aéreo
me permite
volar:
 
tú,
 
muchacha
mortal, fragancia
de otra música
de nieve
sigilosamente
andina:
 
tú,
 
hija del mar
abierto,
áureo,
tú que danzas
inmóvil
parada
ahí
en la transparencia
desde
lo hondo
del principio:
 
tú,
 
cordillera, tú,
crisálida
sonámbula
en el fulgor
impalpable
de tu corola:
 
tú,
 
nadie: tú:
 
Tú,
Poesía,
tú,
Espíritu,
nadie:
 
tú,
 
que soplas
al viento
estas
vocales
oscuras,
estos
acordes
pausados
en el enigma
de lo terrestre:
 
tú:

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