1
Y nada de lágrimas; esta mujer que cierran hoy
en su transparencia, ésta que guardan
en la litera ciega del muro
de cemento, como loca encadenada
al catre cruel en el dormitorio sin aire, sin
barquero ni barca, entre desconocidos sin rostro, ésta
es
únicamente la
Única
que nos tuvo a todos en el cielo
de su preñez.
Alabado
sea su vientre.
2
Y nada nada más; que me parió y me hizo
hombre al séptimo parto
de su figura de marfil
y de fuego
en el rigor
de la pobreza y la tristeza
y supo
oír en el silencio de mi niñez el signo
el Signo
sigiloso
sin decirme
nunca
nada.
Alabado
sea su parto.
3
Que otros vayan por mí ahora
que no puedo a ponerte
ahí los claveles
colorados de las Rojas míos tuyos
hoy
trece doloroso de tu martirio
los de mi casta que nacen al alba
y renacen; que vayan a ese muro por nosotros por Rodrigo
Tomás por Gonzalo hijo por Alonso; que vayan
o no si prefieren
o que oscura te dejen
sola
sola con la ceniza
de tu belleza
que es tu resurrección Celia
Pizarro
hija nieta de Pizarros
y Pizarros muerto Madre;
y vengas tú
al exilio con nosotros a morar como antes en la gracia
de la fascinación recíproca.
Alabado
sea tu nombre para siempre.