Náyade mia de finas cabelleras
oh reina de mi beodo destino
fulgor de tus labios en mi camino
de rojo rubí son esas fronteras
una tormenta de hielo de bondad
estremecen en mi breas pupilas
tus suaves voces son luces tranquilas
terso prado tu calica caridad
tus faroles son mis chifladas huellas
así, son tus ojos como estrellas
de esa cara dulce y tan bonita
tintineante mirada infinita
sutiles como brisas de desiertos
frondosos proliferan tus huertos