Cuando te veo, cuando te miro, cuando te pienso, lleno de gozo mi alma de puro contento;
¡Eres mi espada empuñada!,
¡Eres mi mujer admirada!,
¡Eres mi hija soñada!,
“eres de mi alma sustento”.
Oigo tu voz alentando,
¡Más cerca tu cara siento!...,
que aunque el tiempo no para...
¡Siempre contigo cuento!
¡Gracias por quererme!