Como polizón clandestino, te introdujiste en mi equipaje;
al contemplar tu infantil inocencia, te incluí en mi pasaje;
para compartir por toda la vida nuestro viaje.
Tras tiempos de aqui para allá, anclamos en un hermoso paraje;
quien quiera ahora nuestro barco abordar...,
¡A DE RENDIR PEAJE!
Que nuestra nave no la podrá vencer...,
ni el más fuerte oleaje.
Fue tu cariño, calor y amor,
el que en mi corazón construllo nuestro andamiaje.
Por eso en este poema..., “TODO MI AMOR ES PARA ELLA”, aunque a alguien le de coraje.