Te encuentras caminando,
después de horas el acabar no parece un cuando
sino un nunca, jamás debidamente dado.
Encuentras un pedrusco como tu
desolado
y decides tomarte un merecido descanso.
La piedra se desequilibra con tu peso
y no puedes descansar sin deslizarte
entonces haces fuerza con tus piernas
para que sea por fin estable
y lograr por fin estar sentado.
Milenos ha pasado esa roca
desde su formación hasta su reposo
en medio de ese frondoso campo,
miles de experiencias la han erosionado
en la amalgama que por suerte o por desgracia
le ha tocado.
No la vas a cambiar
sus experiencias la han formado
y su centro de gravedad esta como esta,
su destino esta forjado.
Puedes si quieres empujarla,
cambiar su equilibrio por momentos
y así en medio de tu viaje intentar reposar
pero haces poco más que el viento,
la empujas para intentarla cambiar
y en eso pierdes energía,
la roca sigue exactamente igual.
Lo que intento decir es que como rocas
incambiables muchos somos
inamovibles es como evolucionamos
todas nuestras vidas nos forman
con experiencias y eventos
que nos enseñan a vivir la vida
y una fuerza externa, por muy grande que sea
poco nos cambia, dure un año o un día.
No te apoyes entonces en alguien
con un raro centro de gravedad
ni mucho menos lo equilibres empujando
porque cuando te levantes
estarás menos recuperado,
no lo estarás más.