Aquella noche con tu gesto sencillo
sin saberlo me diste mas cariño
que el recibido en toda una vida
por quien yo pensaba ser querido.
Por la ternura en aquel gesto vertida,
la mirada que lo acompañaba
y la sinceridad de tus palabras,
mi corazón a ti se convertía.
Los recuerdos de una vida pasada,
de un futuro solo entonces posible,
lo son ahora de una felicidad osada.
Pero, aún sabiéndome un incorregible,
aquella noche alcance a la victoria
y por un instante estuve en la gloria.