Viniste a mi aquel día,
cuando yo yacía inerte.
Era el día que la muerte
de este mundo me desuncía.
Te acercaste a la caja
antes de que se cerrase,
y a los ojos me miraste.
Los míos eran mortaja.
En la frente me besabas,
y con cariño lo hacías,
pero yo ya no lo sentía.
La muerte me nombraba.
Era en mi último día,
al llamarme la muerte,
que tu amor me confesaste.
Pero yo inerte yacía.
Y me alejé de ti aquel día,
y nunca supe de tus besos,
Ni tus dulces palabras.
No vi el amor en tus ojos.
Ese día, la muerte fría
a la tumba me llamaba.
Un beso en la frente
No lo sitió mi mente.
Me llamaba la muerte