Gabriela Mistral

Elogio de la canción

¡Boca temblorosa,
boca de canción:
boca, la de Teócrito
y de Salomón!
 
   La mayor caricia
que recibe el mundo,
abrazo el más vivo,
beso el más profundo.
 
   Es el beso ardiente
de una canción:
la de Anacreonte
o de Salomón.
 
   Como el pino mana
su resina suave,
como va espesándose
el plumón del ave,
 
   entre las entrañas
se hace la canción,
y un hombre la vierte
blanco de pasión.
 
   Todo ha sido sorbo,
para las canciones:
cielo, tierra, mares,
civilizaciones...
 
   Cabe el mundo entero
en una canción:
se trenza hecha mirto
con el corazón.
 
   Alabo las bocas
que dieron canción
la de Omar Khayyam,
la de Salomón.
 
   Hombre, carne ciega,
el rostro levanta
a la maravilla
del hombre que canta.
 
   Todo lo que tú amas
en tierra y en cielo,
está entre tus labios
pálidos de anhelo.
 
   Y cuando te pones
su canto a escuchar,
tus entrañas se hacen
vivas como el mar.
 
   Vivió en el Anáhuac,
también en Sión:
es Netzagualcoyotl
como Salomón.
 
   Aguijón de abeja
lleva la canción:
aunque va enmielada
punza de aflicción.
 
   Reyes y mendigos
mecen sus rodillas:
mueve ella las almas
como las gavillas.
 
   Amad al que trae
boca de canción:
el cantor es madre
de la Creación.
 
   Se llamó Petrarca,
se llama Tagore:
numerosos nombres
del inmenso amor.
 
       

Envío

 
   México, te alabo,
en esta garganta,
porque hecha de limo
de tus ríos, canta.
 
   Paisaje de Anáhuac,
suave amor eterno,
en estas estrofas
te has hecho falerno.
 
   Al que te ha cantado
digo bendición:
por Netzahualcoyotl
Y por Salomón!
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