#Chilenos #Mujeres #PremioNobel #SigloXX #1922 #Desolación #Vida
Anda libre en el surco, bate el al… late vivo en el sol y se prende al… No te vale olvidarlo como al mal p… ¡le tendrás que escuchar! Habla lengua de bronce y habla len…
Por que duermas, hijo mío, el ocaso no arde más: no hay más brillo que el rocío, más blancura que mi faz. Por que duermas, hijo mío,
El viento Norte viene levantándose, ladino, y aunque es más viejo que Abraham, así comienza de fino, y si no se apura el paso,
Ha bajado la nieve, divina criatur… el valle a conocer. Ha bajado la nieve, mejor que las… ¡Mirémosla caer! Viene calla—callando, cae y cae a…
La isla celebra fiesta de la niña. El Trópico es como Dios absoluto y en esos soles se muere o se salv… Anda el café como un alma vehement… en venas anda, de valle o montaña
País de la ausencia extraño país, más ligero que ángel y seña sutil, color de alga muerta,
Bajé por espacio y aires y mas aires, descendiendo, sin llamado y con llamada por la fuerza del deseo, y a más que yo caminaba
En la dura noche cerrada o en la húmeda mañana tierna, sea invierno, sea verano, esté dormida, esté despierta. Aquí estoy si acaso me ven,
¿Qué tendrán las piedras pardas y los pedriscos y el légamo que al más cascado lo llevan alácrito de ardimiento? Es como que el Valle hace
Y ella no está y por más que hay s… es la verdad que soy más pobre que… Aunque en Febrero esponjándose la… el sol es menos sol y menos luz la… Era la mansa, la silenciosa, la es…
Como si nos saludasen desde lo alto la llegada a la extremosa región a la madre más lejana, viene por los aires altos
El Ixtlazihuatl mi mañana vierte; se alza mi casa bajo su mirada, que aquí a sus pies me reclinó la… y en su luz hablo como alucinada. Te doy mi amor, montaña mexicana;
Yo no quiero que a mi niña golondrina me la vuelvan; se hunde volando en el Cielo y no baja hasta mi estera; en el alero hace el nido
¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra. Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea c...
Tenías, ay, tenías cielo y tierra… abiertos, y dorados y extendidos: en tus dos ojos griseaba la caña y el cafetal estaba en flor y en s… y los granados rompían el aire.