Veinte días y veinte horas, veinte dedos en pies y manos, veinte arillos
En mi cabeza habita una violinist… que con esmero teje sus telarañas, ahí atrapa mis pensamientos y a veces mis sentimientos, los digiere con lentitud,
Habito en cada lágrima que resbala en mi rostro tallado en piedra, en cada latido y en cada suspiro,
Ésa necesidad de buscarte en otra… y en otros labios, en el respirar de muros descalabra… y lechos desvencijados, en la soledad que viaja conmigo
Vivir en cámara lenta, cuadro por cuadro, soñar que dormimos y dormir sin soñar, transitar por tu piel...
Habito del lado oscuro porque así atisbo una mínima luz, habito del lado oscuro para que no me ciegue la claridad, habito del lado oscuro
Por mi memoria se desliza la sombra de tu silueta, desnuda, oscura y vacía, sus manos de talco y arena acarician mis sueños
Nube preñada de húmeda tristeza, lluvia salada
Invento palabras sacadas del limbo, adjetivos que definan mi alma invisible, (resultan impronunciables)
Te perdiste en las grietas de las… escapando en el humo que exhalamos… y diluida en una botella de cervez… te bebió la boca más perversa. Te volviste invisible desde el día…
La soledad La soledad es esa mancha extraña en la pared, la que pintas y repintas y vuelve a aparecer,
Añoro tus besos verdes y ardientes, la flor de tu sexo inflamada y sedienta, de impúdicos pétalos,
Llueve en el campo de los sueños, crecen y se elevan a las nubes, y en el crepúsculo encendido del otoño, dibujan espirales mientras caen,
Es tan grande la amargura y el mundo tan pequeño, tan furiosa la sustancia y tan estrecha la salida, es la rabia tan mordaz
Tus ojos son el laberinto donde pierdo mis sentidos, y aspirado por tu boca surco en tus entrañas como un trago de mar,