#Andaluces #Españoles #Modernismo Francisco Villaespesa
Aquí el sillón donde bordar solía, de las noches de invierno en la ve… La frente entre las manos apoyada, yo, a la luz de la lámpara, leía. Cansado, la lectura interrumpía,
¡Oh enfermas manos ducales, olorosas manos blancas!... ¡Qué pena me da miraros, inmóviles y enlazadas, entre los mustios jazmines
¡Alma mía! Soñemos con la estació… Abril, lleno de rosas, a nuestro e… El Arte será el último refugio de… cuando ya no tengamos ni en la Vid… No aceptes de otras manos lo que y…
Sara es viciosa. Su pupila oscura de incitantes promesas es venero..… Bebe como un tudesco, y fuma y jur… con el canalla argot de un mariner… Su placer es violento. Besa, muer…
Con el fervor de un lapidario anti… quiero miniar a solas y en secreto… la tentación de tu perfil ambiguo en las catorce gemas de un soneto. Para nimbar tu tez blanca y severa…
Llamaron quedo, muy quedo a las puertas de la casa. —¿Será algún sueño? —le dije— que viene a alegrar tu alma? —¡Quizás! Contestó riendo.
Por la espaciosa frente pálida y p… desciende la melena en dos rizos i… Negros ojos miopes, gruesa nariz l… la faz oval y fina, los labios sen… Sobre el flexible cuerpo, perturba…
¡La tragedia es vulgar por lo senc… Una breve disputa acalorada: la sangre que se agolpa a la mejil… y que de pronto nubla la mirada. Un grito: un arma que en el aire b…
El alba iluminó la vidriera, y a su luz angustiosa y azulada, yerto, sobre el blancor de la almo… Se destacaba su perfil de cera. Abrió los ojos, y la vida entera
En el sopor circular dormita el alma con sus épicas quimeras, bajo los arcos de la gran Mezquita como un viejo bosque de palmeras. De pronto, el fasto antiguo resuci…
Asómate al balcón; cesa en tus bro… y la tristeza de la tarde siente. El sol, al expirar en Occidente, de rojo tiñe las vecinas lomas. El jardín nos regala sus aromas;
¡Qué suavidad, qué suavidad de ras… qué acariciar de plumas en el vien… en terciopelos se apagó mi paso y en remansos de seda el pensamien… Todo impreciso es como en un cuent…
La sabia mano a cuyo tacto ardient… vibra la carne como un instrumento… prolongó la agonía del momento en una languidez intermitente... ¡Oh, el cálido contacto de tu fren…
Las lágrimas sonoras de una copla con el perfume de la noche entran por mi balcón, y todo cuanto duerm… en mi callado corazón despierta. «¡Amor, amor, amor! Sangre de cel…
Hay rosas que se abren en selvas m… y mustias languidecen, nostálgicas… sin que haya quien aspire sus púdi… ¡Hay almas que agonizan lo mismo q… Las mariposas tienden sus alas tem…