Como un relampago callado
No sé tu historia.
Apenas si rozo tu sombra
cuando pasas.
Pero hay miradas
que no necesitan firmarse,
gestos que vibran
como un hilo entre dos abismos.
Nos hablamos
como quien lanza piedras al río,
sin esperar respuesta,
pero atentos al eco.
No hay promesas,
ni gestos torpes de deseo,
sólo una quietud que a veces
tiembla demasiado.
No sé si me sueñas,
como a veces te sueño.
No sé si adivinas
que algo en el aire
nos conoce.
Es una chispa breve,
silenciosa.
Como un relámpago callado
que no cae,
pero alumbra.