EL TEMBLOR
La Rufina nació en enero, con los sabañones picañu’l cuerpu y un gritu que ya sonaba a desgracia antigua. Su madre murió del sustu
N’amanezíu sin trinos, col cielo coloraíu de ceniza, se casó la Juana la del Tío Blasu con el Antón, jornaleru de secá. N’había ni mantilla ni ramo,
enero pasará y el frio apenas será recuerdo cuando los lirios florezcan en abril
Te amé en silencio, en lo que no tocamos, en las palabras que nunca llegaron… Y sin embargo, en cada gesto sin forma,
Yo era’l terceru. Dos antes que yo, y solo unu quedaba. Nací un martes de barro y helor, con los güeyus apretaus
La rozó mi hombro, creo que sin querer. Pero yo aún cargo esa noche como si fuera historia.
Adiós mi Capitán Hoy plegaré las velas como señal de duelo Las nubes han sellado el azul firmamento
Lo que quedó, en el fondo, es lo que nos permite seguir. Es la memoria. Es el amor,
En el seno de esta espesa bruma que oculta sentimientos encontrado… que oscurece mi mente que me enajena apenas tengo tiempo de pensar
ajena desgraciadamente ajena a mi pesar reivindico el derecho de poder desearte
apenas un segundo de tu vida apenas un suspiro un cerrar de mis ojos para encontrar los tuyos un abrazo
dulce dolor morir sin tu latido vivir con tu recuerdo
Nos encontramos cada vez más segui… Una vez fue casual. La segunda, discutible. La tercera, ya no. Y cuando hablas de tu vida
Siempre te añoro Las mañanas de lluvia los soportales
quedate callada que el silencio alumbre la oscuridad futura usa tu silencio tu mejor arma