Cirio, candil, farol y luciérnaga. La constelación de la saeta. Ventanitas de oro

Las manos de mi cariño te están bordando una capa con agremán de alhelíes y con esclavina de agua. Cuando fuiste novio mío,

Viento del Este; un farol y el puñal en el corazón. La calle

Por las orillas del río se está la noche mojando y en los pechos de Lolita se mueren de amor los ramos. Se mueren de amor los ramos.

Los caballos negros son. Las herraduras son negras. Sobre las capas relucen manchas de tinta y de cera. Tienen, por eso no lloran,

Si no son los pájaros cubiertos de ceniza, si no son los gemidos que golpean… serán las delicadas criaturas del… que manan la sangre nueva por la o…

En la mitad del barranco las navajas de Albacete, bellas de sangre contraria, relucen como los peces. Una dura luz de naipe

Cuando yo me muera, enterradme con mi guitarra bajo la arena. Cuando yo me muera, entre los naranjos

La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomas que chapotean las aguas podridas. La aurora de Nueva York gime

La Tarara, sí; la tarara, no; la Tarara, niña, que la he visto yo. Lleva la Tarara

Se ven desde las barandas, por el monte, monte, monte, mulos y sombras de mulos cargados de girasoles. Sus ojos en las umbrías

¡Ay qué trabajo me cuesta quererte como te quiero! Por tu amor me duele el aire, el corazón y el sombrero.