Las alamedas se van,
pero dejan su reflejo.
Las alamedas se van.
pero nos dejan el viento.
El viento está amortajado
a lo largo bajo el cielo.
Pero ha dejado flotando
sobre los ríos sus ecos.
El mundo de las luciérnagas
ha invadido mis recuerdos.
Y un corazón diminuto
me va brotando en los dedos.