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Muerto se quedó en la calle con un puñal en el pecho. No lo conocía nadie. ¡Cómo temblaba el farol! Madre.
El magnífico sauce de la lluvia, caía. ¡Oh la luna redonda sobre las ramas blancas!
¡Ay qué trabajo me cuesta quererte como te quiero! Por tu amor me duele el aire, el corazón y el sombrero.
Galán galancillo. En tu casa queman tomillo. Ni que vayas, ni que vengas, con llave cierro la puerta.
Virgen con miriñaque, virgen de Soledad, abierta como un inmenso tulipán. En tu barco de luces
En la redonda encrucijada, seis doncellas bailan. Tres de carne
El grito deja en el viento una sombra de ciprés. (Dejadme en este campo, llorando). Todo se ha roto en el mundo.
Aquel rubio de Albacete vino madre, y me miró ¡no lo puedo mirar yo! Aquel rubio de los trigos hijo de la verde aurora,
En la torre amarilla, dobla una campana. Sobre el viento amarillo,
Abejaruco. En tus árboles oscuros. Noche de cielo balbuciente y aire tartamudo. Tres borrachos eternizan
Esquilones de plata Llevan los bueyes. —¿Dónde vas, niña mía, De sol y nieve? —Voy a las margaritas
Me miré en tus ojos pensando en tu alma. Adelfa blanca. Me miré en tus ojos pensando en tu boca.
Agua, ¿dónde vas? Riyendo voy por el río a las orillas del mar. Mar, ¿adónde vas? Río arriba voy buscando
El niño busca su voz. (La tenía el rey de los grillos.) En una gota de agua buscaba su voz el niño. No la quiero para hablar;
Lámparas de cristal y espejos verdes. Sobre el tablado oscuro, la Parrala sostiene una conversación