¿Ahora el otro? Bueno, a ese paso
se han de contagiar todos, entonces. ¡Vaya
con la manía! Porque es el caso
que no transcurre un solo día sin que haya
sus novedades.
Nadie ha sabido
sacarle las palabras ¡Es ocurrencia:
servir de burla a cuanto malentendido
hay en Palermo! ¡Si da impaciencia
verlo! La causa, de cualquier modo,
no ha de ser para tanto:
pasarse horas enteras y, sobre todo,
¡Siempre con esa cara de Viernes Santo!
Pues ¡Lo que son las cosas!, Precisamente,
desde que aquella moza, que se reía
de su facha, muriera tan de repente,
anda así el hombre. ¡Bien lo decía
uno de sus amigos!
Medio enterado
de tal asunto, existe quien asegura
que noche a noche vuelve tomado.
No tiene compostura
¡Pobre! Ni loco
que estuviese. Por algo ya no se puede
aconsejarle que cambie un poco
¡Es indudable que lo hace adrede!
De ninguna manera piensa enmendarse:
no quiere escuchar nada
Y, aunque era de esperarse,
como con su conducta desarreglada
está hecho un perdido,
a quien poco le importa del qué dirán
a fin de cuentas, ha conseguido
que lo echen del trabajo por haragán.