Mi corazón es como un cementerio
que pueblan las cruces de lo que he perdido...
¡lo que no ha sepultado el Misterio,
va teniendo que hacerlo el Olvido!
Fraternal cariño que hoy se pudre inerte,
ternuras lejanas, pasión extinguida;
a los unos los segó la Muerte,
a los otros... los mató la Vida.
La Vida que ofrece tenaz y alevosa
la miel en el fresco labio sonriente,
la Muerte que llega, dulce y cautelosa,
con su paso humilde de reina haraposa
a darnos su beso de paz en Ja frente.
Ya todos sois idos, todos estais yertos,
rostros bondadosos, labios compasivos;
¡llevadme vosotros, corazones muertos,
que me despedazan corazones vivos!
Mi alma está poblada como un cementerio
con las negras cruces de lo que he perdido;
¡lo que no ha sepultado el Misterio,
va enterrando, piadoso, el Olvido!