Cuando venga la noche
quiero habértelo dicho;
quiero haberlo gritado
a través de la tierra.
Hay cosas que no pueden
callarse para siempre
y júbilos secretos
que deshacen un día
los más íntimos nudos.
Cuando venga la noche
quiero haberlo cantado
para que todos sepan
y todos me pregunten.
Silencio prodigioso
que ahora me florece
como un huerto escondido
en lo claro del alma.
Cuando venga la noche
me encontrará dispuesta,
pues lo habré dado todo.
¡Qué dulzura entregarse
en total holocausto,
a sabiendas del grito
que nos roba la herida!
Cuando llegue la noche
donde todo renace,
diré: 'Vengo, Señor’,
diré... no diré nada...
pues hará mucho tiempo
que se agotó mi canto
y hará siglos, tal vez,
que sellaste mi boca.
Pero antes de esa noche
déjame que les diga...
Déjame dar a otros
la gloria que me abriste.
Es tan hondo el Amor
y hay tantos que lo aguardan.
Cuando llegue la noche,
quiero haberlo cantado.