Te vas y no cabe gota,
ni cauce disperso,
te vas, como oreada te vas;
Las arenas de los golfos secan,
te vas y todos los fríos
aturden los vientos mendocinos,
se asemejan a mi las orbes
y turban mi alma los silencios fueguinos.
Te vas, reina,
y todo el bermejo del horizonte asoma
y la beldad de los días regresa
a su hogar, y también me abandona.
Te vas hoy, ayer, y los días siguientes,
de rosa te vas, ocre y verde los arrullos,
te vas y contigo, mi amor, condena
al alma, recordando los besos tuyos...
...y todas las mareas se acomplejan,
y todos mis poemas se vuelven barullo.